Pentecostes 2025



NOS PREPARAMOS PARA LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo y transforma mi corazón
El Espíritu que infunde nueva vida
«Pondré mi Espíritu en ustedes y vivirán» (Ezequiel 37:14). Esta promesa es un eco de la historia de los huesos secos, en la que el Espíritu de Dios infunde vida en las que no la tenían, dando lugar a una comunidad de esperanza y renovación. ¿En qué aspectos de tu vida te sientes seco o sin vida? ¿En qué aspectos no hay esperanza?
Pentecostés nos recuerda que nada está fuera del alcance del Espíritu de Dios. El mismo aliento que dio vida a los huesos secos busca ahora vivificarte. El viento del Espíritu puede venir como una suave brisa o como una gran tormenta, pero siempre lleva la promesa de la vida. Sin embargo, este don de la vida viene con una invitación: la elección de volverse plenamente hacia la vida o permanecer en las sombras del miedo y la vacilación.
El Espíritu pone ante nosotros las opciones de la vida y la muerte, invitándonos a elegir la vida, a abrazar la plenitud del amor y la gracia de Dios. Esta decisión no siempre es fácil, ya que exige desprenderse de lo que empequeñece la vida los resentimientos, la autocomplacencia y el miedo y entrar con valentía en la promesa de Dios. Elegir la vida significa elegir el amor, porque en el amor no hay lugar para la muerte, sólo para la resurrección y la plenitud.
Como el Papa Francisco reflexiona en Dilexit Nos, 12: «Porque solo el corazón crea las posibilidades de encuentro. Por el corazón estoy yo al lado del otro y otro está cerca de mí. Sólo el corazón puede acoger y dar un hogar».
Oración:
Ven, Espíritu Santo. Infunde tu vida en mi corazón seco y cansado. Purifícame con tu fuego y enciende en mí la pasión por tu misión. Enséñame a amar como tú amas, a construir puentes donde hay divisiones y a proclamar tu Buena Nueva con audacia y alegría. Transfórmame, Espíritu Santo, para que pueda llegar a ser un instrumento de tu paz y un portador de tu esperanza para el mundo.
Amén.